nâo é por acaso Luis

nâo é por acaso Luis: (www.astormentas.com)
Poema ao acaso


domingo, 11 de setembro de 2011

ONCE contra ONCE

11 S. de CHILE

contra Chile, contra el Mundo




http://es.wikipedia.org/wiki/Golpe_de_Estado_en_Chile_de_1973

Golpe de Estado en Chile de 1973

El golpe de Estado acaecido en Chile el 11 de septiembre de 1973, fué una acción militar llevada a cabo por la Fuerzas Armadas y Carabineros, para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno izquierdista de la Unidad Popular. A ello le precedió, un período de alta polarización política y convulsión económica y social. Los militares contaron con el apoyo de la derecha política y también del Partido Demócrata Cristiano.

El golpe fue planeado por un sector de la Armada de Chile y los Estados Unidos.[1] Posteriormente, se agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. El comandante en jefe del ejército, general Augusto Pinochet asumió la dirección del complot. También hubo influencia de parte de varios grupos de poder nacionales e internacionales, entre los que destaca el presidente Nixon,[2] [3] [4] su vice, Gerald Ford, George H. W. Bush y la CIA.[5


Marco histórico
La existencia de intervención extranjera en Chile se enmarca en un contexto mundial en que Estados Unidos consideraba como prioritario impedir el avance del marxismo y el socialismo en América Latina. Sin embargo, considerando la polarización política local y el desempeño del gobierno de la Unidad Popular, no existe consenso académico sobre si dicha intervención (expresada fundamentalmente en apoyo económico a medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones opositores) jugó o no un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos.

Nixon, apenas asumido, ordenó derrocar a Allende mediante el Proyecto FUBELT, más conocido como Track II.[6]

Una serie de documentos desclasificados de la Casa Blanca publicados en 2009[7] revelaron que Nixon, durante su gestión, ofreció dinero y ayuda discreta al dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici para influir a las fuerzas armadas chilenas con el fin de derrocar a Allende.

De acuerdo con papeles oficiales secretos divulgados por la organización no gubernamental National Secret Archives[7] (NSA), Nixon le preguntó a Garrastazu Médici, en un encuentro en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, si los militares chilenos eran capaces de derribar a Allende, a lo cual el brasileño le respondió que sí[7] y "dejó claro que Brasil estaba trabajando con ese objetivo".[7]

Eufemismo
Quienes apoyan al golpe de estado lo denominan pronunciamiento militar, entendiéndolo como un pronunciamiento o deliberación natural de las fuerzas armadas respecto de situaciones históricas nacionales. Los detractores de los acontecimientos lo califican de golpe militar. Ambos conceptos se corresponden con lo que la teoría política denomina golpe de Estado.

Preparativos
La Cofradía fue un núcleo importante en la conspiración para preparar el golpe de Estado contra Salvador Allende.[8] [9] Todos sus miembros ocuparán cargos relevantes en el Régimen Militar. Tanto dentro de él o desde fuera. Las reuniones se efectúan a manera de comidas rotativas en casa de cada uno de los miembros. Todos, tanto civiles como militares, tendrán activa participación en la sedición contra el gobierno de Salvador Allende, en desatar el golpe y durante la dictadura. La coordinación de la intervención se centró en Viña del Mar, como lo afirmaría después el general Carlos Prats en The Times de Londres:[10]

"Fue allí en Valparaíso donde los oficiales comprometidos en la conspiración se reunieron en secreto con un oficial de marines estadounidense, el mismo que después mantendría contactos con el almirante José Toribio Merino, Jefe de la Armada en Valparaíso e integrante de la Cofradía Náutica del Pacífico Austral, ente primigenio del golpe. Ese hombre era el teniente coronel Patrick Ryan de la Oficina de Inteligencia Naval "


General Carlos Prats en The Times de Londres.

Richard Nixon, presidente de Estados Unidos durante el golpe de Estado de 1973.La misma Agencia de Horman citaría dos años más tarde estas reuniones entre personal diplomático y naval norteamericano con los sediciosos chilenos.

"Varios agentes de la CIA que operan en Chile están implicados en las actividades de grupos abiertamente sediciosos, sin que esté libre de sospecha el embajador Nathaniel Davis, quien estuvo en Guatemala en el período en que asesores diplomáticos y militares ayudaron a organizar grupos terroristas fascistas como La Mano Blanca, Nueva Organización Anticomunista y el Consejo Anticomunista de Guatemala, que asesinaron a miles de estudiantes, trabajadores y campesinos"

Agencia FIN[11]
En los días posteriores a la estrecha elección de Salvador Allende como presidente de Chile el 4 de septiembre de 1970, Henry Kissinger sostuvo una serie de conversaciones telefónicas urgentes[12] sobre “cómo hacerlo” en Chile. No permitiremos que Chile se vaya por el alcantarillado, le dijo Kissinger en una de esas llamadas al director de la CIA, Richard Helms. Estoy contigo, le respondió Helms.

Fue el 15 de septiembre, durante una reunión de 15 minutos en la Casa Blanca a la que asistió Kissinger, cuando el presidente Nixon instruyó al director de la CIA, Richard Helms, de que la elección de Allende era inaceptable. Fue entonces que ordenó a la agencia actuar con su ya conocida frase "Haremos chillar a la economía Chilena", como lo registró Helms en sus apuntes.

La CIA lanzó una campaña masiva de operaciones encubiertas –primero para impedir que Allende asumiera el gobierno, y cuando esa estrategia fracasó, para minar su gobernabilidad.

Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que [Allende] se consolide, y que su imagen ante el mundo sea su éxito, dijo Nixon ante su Consejo de Seguridad Nacional el 6 de noviembre de 1970, dos días después de que Allende iniciara su gobierno.

Para preparar el golpe, Estados Unidos "estranguló" la economía de Chile, como dijo Henry Kissinger.
En apuntes de puño y letra del director de la CIA, Richard Helms, tomados en reuniones con Nixon, en 1970 este ordenó hacer "chillar" a la economía chilena.[13] Los bancos congelaron créditos y el gobierno congeló la ayuda económica. El Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales dominadas por Estados Unidos cancelaron préstamos. La ITT formó un comité de representantes de corporaciones estadounidenses para fraguar una estrategia contra Allende, de la mano con la administración Nixon. Mandaron agentes de la CIA a sabotear la economía y fomentar un movimiento de oposición contra el gobierno de Allende, como la huelga de camioneros que paralizó el sistema de transporte.




Se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre…

Salvador Allende habla por última y eterna vez a su pueblo:

Santiago de Chile
11 de septiembre de 1973

Radio Magallanes, 9:10 A.M.

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

< texto completo: http://cubalmater.wordpress.com/2009/09/11/se-abriran-las-grandes-alamedas-por-donde-pase-el-hombre-libre/ >

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.





Noam Chomsky (Filadelfia, Estados Unidos, 1928), lingüista, filósofo, escritor y analista político considerado todo un referente intelectual para la izquierda alternativa y los movimientos antiglobalización de todo el mundo.

¿Era la guerra la única opción tras el 11-S?


Este es el décimo aniversario de las horribles atrocidades del 11 de septiembre de 2001 que, en la opinión general, cambiaron el mundo.

No hay duda del efecto de los atentados. Para centrarnos en los tres países más afectados, digamos que Afganistán apenas sobrevive, Irak está devastado y Pakistán se acerca a un desastre que podría ser catastrófico. El 10 de mayo de 2011, el presunto cerebro de ese crimen, Osama bin Laden, fue asesinado en Pakistán. Las consecuencias más inmediatas y significativas también han ocurrido en Pakistán. Se ha hablado mucho del malestar de Washington por que Pakistán no le entregara a Bin Laden. Pero se ha hablado menos de la rabia de los paquistaníes por que EEUU invadiera su territorio para llevar a cabo un asesinato político. El fervor antiestadounidense ya se había intensificado en Pakistán y esos eventos lo atizaron aún más.

Uno de los principales especialistas en Pakistán, el historiador militar británico Anatol Lieven, escribió en la edición de febrero de The Nation Interest que la guerra en Afganistán estaba “desestabilizando y radicalizando Pakistán, lo que podría causar una catástrofe política para EEUU –y el mundo entero– que empequeñecería cualquier otra cosa que pudiera suceder en Afganistán”.

En todos los niveles de la sociedad, señala Lieven, los paquistaníes simpatizan de manera abrumadora con los talibanes afganos, no porque los quieran, sino porque “los talibanes son considerados una fuerza legítima de resistencia contra la ocupación extranjera del país”, tal como eran percibidos los muyahidines afganos que lucharon contra la ocupación soviética en los años ochenta.

Estos sentimientos son compartidos por la jerarquía militar de Pakistán, que resiente amargamente las presiones estadounidenses para que se sacrifique en nombre de la guerra de Washington contra los talibanes. Más amargura les producen los ataques terroristas (la guerra de aviones no tripulados) de EEUU dentro de Pakistán, cuya frecuencia ha aumentado con el presidente Barack Obama, y la exigencia de EEUU de que el Ejército paquistaní lleve la guerra de Washington hacia las zonas tribales de Pakistán, a las que siempre se había dejado en paz, incluso durante el dominio británico.

Las fuerzas armadas son una institución estable de Pakistán y mantienen unido al país. Las acciones de EEUU podrían “provocar el amotinamiento de algunos sectores de las fuerzas armadas”, advierte Lieven, en cuyo caso “el Estado paquistaní se derrumbaría efectivamente muy pronto, con todos los desastres que ello implicaría”.

Los posibles desastres se refuerzan drásticamente por su arsenal de armas nucleares, enorme y en rápida expansión, y por el sustancial movimiento yihadista que existe en el país.

Todo esto es legado del Gobierno de Ronald Reagan. Los funcionarios de esa época pretendieron que no sabían que Zia ul-Haq, el más despiadado de los dictadores militares de Pakistán pero favorito de Washington, estaba desarrollando armas nucleares y realizando un programa de islamización radical de Pakistán con financiación saudí.

La catástrofe que acecha en el fondo es que se combinen esas dos herencias y que los yihadistas le pongan la mano encima a los materiales de fisión. Así, podríamos ver armas nucleares, muy probablemente bombas sucias, explotando en Londres y Nueva York.

Lieven resume: “Soldados estadounidenses y británicos, en efecto, están muriendo en Afganistán a fin de que el mundo sea más peligroso para los pueblos británico y estadounidense”.

Con toda seguridad, Washington entiende que las operaciones que realiza en lo que se ha dado en llamar Afpak –Afganistán y Pakistán– podrían desestabilizar y radicalizar a Pakistán.

Los documentos de WikiLeaks más significativos que se han publicado hasta ahora son los cables de la embajadora estadounidense en Islamabad Anne Patterson, quien apoya las acciones de EEUU en Afpak, pero advierte que “podrían desestabilizar el Estado paquistaní, ganarse la antipatía tanto del Gobierno civil como de la jerarquía militar y provocar una amplia crisis de gobernabilidad”.

Patterson menciona la posibilidad de que “alguien que trabaje en instalaciones [del Gobierno paquistaní] introduzca subrepticiamente el material de fisión necesario para llegar a fabricar un arma”, peligro que se refuerza por “la vulnerabilidad de las armas en tránsito”.

Numerosos analistas han observado que Bin Laden se anotó algunos éxitos importantes en su guerra contra EEUU.

Como señala Eric S. Margolis en el número de mayo de The American Conservative, Bin Laden “aseveró repetidamente que la única forma de expulsar a EEUU del mundo musulmán y derrotar a sus sátrapas era atraer a los estadounidenses a una serie de guerras pequeñas pero costosas que, a fin de cuentas, los dejaran en la quiebra”.

Después de los ataques del 11 de septiembre se hizo evidente que Washington parecía inclinado a cumplir los deseos de Bin Laden.

En su libro de 2004 Imperial Hubris, Michael Scheuer –analista senior de la CIA que había rastreado a Osama bin Laden desde 1996– explica: “Bin Laden ha sido muy preciso al decirle a EEUU las razones por las que está librando esta guerra en su contra. Está empeñado en alterar radicalmente las políticas estadounidenses y occidentales hacia el mundo islámico”, y en gran medida logró su objetivo.

Continúa: “Las fuerzas armadas y las políticas de EEUU están llevando a cabo la radicalización del mundo islámico, algo que Osama bin Laden ha estado tratando de hacer con éxito sustancial, aunque incompleto, desde principios de los años noventa. En consecuencia, pienso que es justo concluir que los Estados Unidos de América sigue siendo el único aliado indispensable de Bin Laden”. Y podríamos decir que, aun después de su muerte, así siguen siendo las cosas.

La sucesión de horrores a través del decenio transcurrido nos lleva a esta pregunta: ¿había alternativa a la respuesta de Occidente ante los atentados del 11 de septiembre?

El movimiento yihadista, que en su mayoría criticaba a Bin Laden, pudo haberse dividido y socavado después del 11 de septiembre si el “crimen contra la humanidad”, como fueron llamados los ataques con toda justicia, hubiera sido tratado como un crimen, con una operación internacional para aprehender a los sospechosos. Esto se reconoció en su tiempo pero, con las prisas por ir a la guerra, nadie consideró semejante idea. Vale la pena agregar que en buena parte del mundo árabe se condenó a Bin Laden por su participación en los atentados.

En el momento de su muerte, Bin Laden ya era una presencia apagada desde hacía tiempo y, en los meses anteriores, fue eclipsado por la Primavera Árabe. Su papel en el mundo árabe fue captado por el titular de un artículo de Gilles Kepel, especialista en Medio Oriente, publicado en The New York Times: “Bin Laden ya estaba muerto”.

Ese titular hubiera podido publicarse mucho antes, si EEUU no hubiera atizado al movimiento yihadista con sus ataques de represalia en Afganistán e Irak.

Dentro del movimiento yihadista, Bin Laden sin duda era un símbolo venerado, pero al parecer no desempeñaba un papel muy importante para Al Qaeda, su “red de redes” como la llaman los analistas, que emprendía básicamente operaciones independientes.

Incluso los hechos más obvios y elementales sobre este decenio provocan reflexiones sombrías cuando consideramos los ataques del 11 de septiembre, sus consecuencias y lo que presagian para el futuro.

http://blogs.publico.es/noam-chomsky/70/%C2%BFera-la-guerra-la-unica-opcion-tras-el-11-s/

f21.08h

7 comentários:

  1. "Podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales.La historia es nuestra y la hacen los pueblos"
    Último discurso de Salvador Allende :
    http://www.youtube.com/watch?v=xZeEfXjTNu4&feature=youtu.be
    Parece todo tan lejano...

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  2. Gracias, Fernando, buenas noches.

    He sustituido, con el código embebido del video que has dejado, la foto de Salvador Allende muerto, y situado ésta sobre las cabezas del Trío dos Açores.

    Un abrazo.

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  3. Dice Noemí Klein en su libro "La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre":
    "Algunas de las violaciones de los derechos humanos más infames de los últimos treinta y cinco años (decía en el 2007), que han tendido a ser vistas como actos sádicos realizados por regímenes antidemocráticos, fueron en realidad cometidas con la intención deliberada de aterrorizar al público o fueron aprovechadas activamente para preparar el terreno para la introducción de reformas radicales de libre mercado".
    Entre esas violaciones:
    El golpe de Pinochet en Chile. La masacre de la Plaza Tiananmen. El colapso de la Unión Soviética. El 11 de septiembre de 2001. La guerra contra Iraq. El tsunami asiático. El huracán Katrina...

    ¿Qué doctrina nueva nos impondrán para que nos acostumbremos a la esclavitud con grilletes?
    ¡Salud!
    Un abrazo
    Eirene

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  4. Y gracias por dedicarle espacio a Salvador Allende que, según parece, los medios actuales ya lo han olvidado.
    Eirene

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  5. Otra guerra de los medios. En esta ocasión, RTVE.
    A pesar del escándalo de la entrevista falsa de la bloguera cubana Yoani Sánchez a Obama, el programa "En días como hoy" de Radio Nacional de España la contrata para que con dinero público se le paguen sus crónicas mentirosas.
    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=135377

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  6. También yo quiero darte las gracias por dedicarle un espacio a Salvador Allende. Ayer todos los medios estaban volcados en el "otro" 11-S. En twitter sí hubo algún recordatorio aunque me temo, no lo sé seguro, que no llegó a Trending Topic precisamente.
    Creo Eirene, que el shock que están aplicando ahora y que nos toca a nosotros, lleva el nombre de crisis de deuda.
    Abrazos,

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  7. Igual es archiconocido pero ahí va:
    Piñera (estudiante en Harvard, EEUU) tras la muerte del presidente Allende en 1973: "¡Ganamos!"
    http://www.biobiochile.cl/2011/09/11/ganamos-estadounidense-companero-de-clases-de-pinera-recuerda-su-reaccion-tras-golpe-de-1973.shtml

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