ha publicado, entre otros, los siguientes libros en catalán y en castellano: "La conversación mural. Ensayo para una lectura del graffiti" (Madrid, 1995), "Un cristall habitat" (Valencia, 1999), "Les hores fecundes" (Valencia, 2002) y "La balena blanca" (Barcelona, 2007). Es colaborador habitual de diferentes medios escritos. Tiene un blog de temática literaria en catalán: www.oficidelector.blogspot.com.
Traducción inversa
Joan Garí
Tengan cuidado ahí fuera
21 sep 2011
El columnista, en el fuerte de su columna, se siente inexpugnable. Tener una columna se parece mucho a tener unos prismáticos privados, un preciado privilegio. Aquello que el columnista focaliza con sus ojos le parece el único fragmento de realidad digno de ser mirado. Por eso se esfuerza en que el lector dirija la vista hacia allí. Cuando el lector se da cuenta de que le gusta la manera de mirar del columnista, de que sus observaciones coinciden con las suyas, entonces se establece entre ellos una comunión indestructible.
Es precisamente por eso que el oficio de columnista tiene que respetar unas mínimas reglas deontológicas. ¿Hasta qué punto tenemos derecho a engañar y a engañarnos? Cada vez que un columnista le miente a su lector, aunque sólo sea por halagarlo, se está embaucando a sí mismo. Hay columnistas que siempre escriben el mismo artículo. Una vez les funcionó, y no hay nada como el eterno retorno. Hay columnistas que antes de entrar en faena miran hacia dónde sopla el viento y nunca navegan en sentido contrario. Hay columnistas que no se apartan nunca de la línea editorial del periódico que les paga, porque más cornás da el hambre. Hay tipos que escriben oscuro y otros que escriben claro, aunque el estilo no tiene nada qué ver con el interés de tus escritos, ni mucho menos con su autenticidad.
Si algo aprendí de este oficio es que nunca se domina del todo. Me siento ante el espectáculo de la vida y procuro ser honesto. A veces soy parcial o injusto o altivo, pero sólo creo en verdades provisionales. Tengan cuidado ahí fuera.
#4 Comentario por bemsalgado
21/09/2011 10:50
Por evitar las cornás, unos, cierto.
Pero otros, por el traje de luces.
http://beminvitados.blogspot.com
#6 Comentario por bemsalgado
21/09/2011 13:17
"Tengan cuidado ahí fuera"
Oportuna advertencia, y más viniendo de quien viene, porque, como dice un buen amigo, en cuanto te descuidas, "engoles sem mastigar".
Gràcies, Joan
http://concorno.blogspot.com/2010/07/o-osso-engolido-de-luis-clinica.html
#5 Comentario por Novlucker
21/09/2011 12:25
"Es precisamente por eso que el oficio de columnista tiene que respetar unas mínimas reglas deontológicas. ¿Hasta qué punto tenemos derecho a engañar y a engañarnos? Cada vez que un columnista le miente a su lector, aunque sólo sea por halagarlo, se está embaucando a sí mismo. Hay columnistas que siempre escriben el mismo artículo".
Estaría bien que este comentario se lo hicieras a tu colega Manolo Saco.
http://blogs.publico.es/traduccioninversa/468/tengan-cuidado-ahi-fuera/
Que nâo, que nâo é isso, senhor doutor.
Já lhe disse que a menina engoliu um osso, mas era pequenino.
Não pôde lhe ter chegado tão acima.
Já lhe disse que a menina engoliu um osso, mas era pequenino.
Não pôde lhe ter chegado tão acima.
f14:05h21setf/de allá para aquí, Joan Garí, bem invitado/15:40hfp
Non sobra que o articulista nos recorde canto xa sabiamos. Aos lectores, ás veces, tamén nos gorenta a merdiña ben condensada.
ResponderEliminarE perdoen a miña coprofaxia.
O último que eu faría sería levarlhe a contraria a um visitante. Simples cortesía eisixivel á um anfitrion responsavel, penso eu.
ResponderEliminarMas neste caso, fago-o, impelido polo escrupuloso rigor co que habitualmente abordo os temas científicos.
Vostede parece desconhecer que os ossos, de propriedades quase anímicas, non disolven en substancias innoveis, putrefactas como as que vostede menciona, fétidas por demais.
Os ossos ficam atravesados. As espinhas tambem, mas estas, ademais,cravadas
Danse casos que o fazem no cérebro. Quando isto ocorre estamos diante de un grave problema que tem difícil solución. É perfeitamente possivel que nunca mais, o sujeito que o padece, chegue a pensar ao dereito. E em idades de curto percurso vital resulta fatal.
Vostede, meu senhor, coma mim, nesa aldea que enchía o mundo, terá ouvido muitas veces dizer aos velhos: "Ese rapaz é um atravesado". Eu sei bem que este nom foi o seu caso, nem o meu, por desgraza de deus, que sempre marchamos direitinhos. Cara a ningures.
Dé-me a sua bendiçâo, monsenhor.