nâo é por acaso Luis

nâo é por acaso Luis: (www.astormentas.com)
Poema ao acaso


sábado, 9 de junho de 2012

de Formoso Papa, 3 de 2 de bendito recorte


http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/11321638/Formoso_-el-Papa-juzgado-8-meses-despues-de-muerto.html


FORMOSO: El Papa cuyo cadáver fue desenterrado, sentado en el trono papal y juzgado, 8 meses después de muerto.

El Papa Formoso fue uno más de los muchos Papas que ha habido a lo largo de la historia. Al menos así le sucedió en vida... pero a su muerte... su historia es una de las más curiosas que podríamos imaginar, ya que su cadáver dio origen al Concilio Cadavérico, Sínodo del terror o Sínodo del cadáver, nombres por los que fue conocido.

El Papa Formoso, 111º Papa, rigió los designios de la iglesia católica desde el año 891 hasta su muerte en el año 896. Durante su pontificado, se produjeron a su alrededor las habituales tramas, engaños y todo tipo de actos por parte de los nobles de la epoca, codiciosos de poder. Formoso se creo gran cantidad de amigos... pero aún más enemigos, que le seguirían hasta la tumba.

Le sucedió en el trono Bonifacio VI, que murió de gota apenas 15 dias después. Y tras él... llegó Esteban VI, con el apoyo de Lamberto de Spoleto, que impulsó la realización de un juicio sumarísimo al antiguo Papa, que no le había apoyado en vida.



De esta forma, Esteban VI mando exhumar el cadaver de Formoso nueve meses despues de su muerte, para someterlo a juicio en ese concilio historico.

En el Concilio Cadavérico, se revistio el cadáver de Formoso de los ornamentos papales y se le sentó en el trono para que escuchara las acusaciones. La principal acusación a que tuvo que hacer frente el Papa fue la de que, siendo obispo de una diócesis, la había dejado para ocupar como Papa la diócesis de Roma.

Encontrado culpable, se declaro invalida su elección como Papa, y se anularon todos los actos y ordenaciones de su papado. Se despojó al cadáver de sus vestuduras, y se le arrancaron de la mano los tres dedos con los que impartía las bendiciones papales, para después quemarlos. Solo se le dejó el cilicio que llevaba puesto (un instrumento de automartirio, como un latigo con pinchos).

Su cuerpo fue enterrado en la fosa comun de extranjeros, pero, no contento con ello, Esteban ordenó sacarlo de ahí y arrojar sus restos al rio Tiber. El Papa Esteban, además, acabó el concilio enfurecido, porque mientras gritaba e insultaba al fetido cadáver, éste no hacia nada para defenderse, sino que sabiamente se quedaba callado escuchando (es que si llega a hablar, se mueren todos los demas!).

Fue al año siguiente, siendo papa Teodoro II (los Papas no duraban sino lo justo en el pontificado, que casualidades!!!), cuando fue encontrado el cuerpo de Formoso en el rio Tiber, y restituido a la tumba de la Basilica de San Pedro. Esta fue una de las pocas cosas que hizo Teodoro II, ya que solo duro un mes como Papa, y murió envenenado.




Cuadro jucio Papa Formoso: Jean-Paul Laurens.jpg

Fotos: Igrexa de Ánimas, peregrinos. Santiago, 07-06-12

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mudam os tempos, mudam as vontades...




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http://euronews.es/noticias-internacionales/vaticano-incapaz-de-frenar-ola-de-escandalos-se-agrega-asesinato-de-una-joven/


Mie, jun 6th, 2012

Vaticano, incapaz de frenar ola de escándalos: se agrega asesinato de una joven

Cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo. Dos semanas después de la detención de Paolo Gabriele, el Vaticano sigue sin explicar cuándo, desde cuándo, por qué y para quién robó el mayordomo infiel la correspondencia secreta del Papa. En consecuencia, los periodistas —en el papel del diablo— se han puesto a rebuscar por su cuenta y lo que empieza a surgir, en medio de la hemorragia incontenible de filtraciones, es un agujero insondable de escándalos interconectados. Un topo que antes de su detención hizo de agente doble. Una muchacha de 15 años desaparecida hace tres décadas y cuyo rastro vuelve ahora para señalar a un supuesto obispo pedófilo. Y un banquero de Dios caído en desgracia y perseguido hasta la deshonra por un grupo de cardenales furiosos. La interconexión es un pequeño Estado de40 hectáreasgobernado por hombres ya ancianos cuya teórica función es administrar los asuntos de Dios enla Tierra.

Paolo Gabriele sigue detenido, aunque también esto es una cuestión de fe. Nadie sabe a ciencia cierta qué derechos asisten al mayordomo, si ha declarado realmente o si no, si lo ha hecho asistido de abogado, si ha llegado a algún tipo de acuerdo con su empresa que es a la vez su Estado, su policía y su juez. Tan es así que el portavoz de lo abogados de Paolo Gabriele es también el portavoz del Papa, Federico Lombardi, un hombre, por lo general, de pocas palabras. Por tanto, todo lo que se sabe del filtrador detenido es lo que se filtra, valga la redundancia. Y, según los últimos datos, Paolo Gabriele, el traidor, el topo, habría actuado durante los últimos meses de agente doble.



Tras ser descubierta su traición, la Gendarmeríavaticana habría pactado con él la identificación de sus compinches. Solo así se explicaría el hecho de que el tal Paoletto, de 46 años, casado y con tres hijos, conservara en su apartamento de la ciudad del Vaticano tres cajas repletas de documentos secretos. En los últimos días antes de su detención, el mayordomo habría seguido filtrando cartas de Benedicto XVI pero ya bajo la supervisión de Domenico Giani, el superpolicía al frente dela Gendarmería. Acambio de su colaboración, Paolo Gabriele habría obtenido la promesa de un indulto papal no muy lejano y el compromiso de que su familia pueda seguir viviendo en Vía Porta Angelica, al resguardo del muro vaticano.

En la misma casa, por cierto, que la madre de Emanuela Orlandi. La muchacha desapareció en 1983 junto a la basílica de San Apolinar. Solo tenía 15 años. Su padre era funcionario vaticano y desde siempre se especuló con que detrás de su desaparición estuviese el terrorismo internacional –el turco Alí Agca había atentado dos años antes contra Juan Pablo II— o las siempre turbias cuentas del Vaticano. Hasta se temió que los restos de la muchacha estuviesen en la misma tumba que Enrico de Pedis, el último jefe de la banda dela Magliana, enterrado hasta hace unos días en una cripta de la basílica de San Apolinar, como si se tratase de un cardenal. En los últimos días, y a la luz de las filtraciones, el rastro de la muchacha vuelve a conducir al Vaticano. Las nuevas pistas conducen a Boston, a una dirección postal de un supuesto cardenal pedófilo. La madre de Emanuela, que se cruza en el zaguán con la esposa del mayordomo, sigue rogándole a Benedicto XVI qué le diga lo que sabe. Pero el Papa calla. Su silencio mereció la pasada semana un sonoro abucheo de una parte de las personas congregadas en la plaza de San Pedro. Un hecho grave, jamás visto.


La explicación oficial de lo que está sucediendo se circunscribe a los tres datos aportados por el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano. El mayordomo ha iniciado la declaración formal. La imputación es de “robo con agravante”, que puede conllevar una pena de hasta ocho años de reclusión. Según la legislación vaticana, la “custodia cautelar” puede mantenerse durante 50 días prorrogables a otros 50. Lombardi, como no podía ser de otra manera, añadió que todo es secreto. Todo, claro está, menos lo que se filtra. Y de un tiempo a esta parte, el Vaticano, además de escenario de una feroz guerra de poder entre cardenales, es un gran emisor de documentos secretos. Una hemorragia de escándalos que el Vaticano no acierta a frenar.

La primera reacción, marca de la casa, fue el silencio. La segunda, en la voz del Papa citando a Jesús de Nazaret, mostraba una cierta indiferencia: “Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre aquella casa, pero no cayó, porque estaba fundada en la roca…”. La tercera reacción, más terrenal, fue la que, el lunes por la noche, se apañó el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone. Hizo llamar a un entrevistador dela RAIy, con las respuestas escritas en un papel, ofreció cómodamente su versión: “Ataques han existido siempre, también en los tiempos de Pablo VI, aunque ahora parece que son más feroces, hirientes y organizados”. No dijo por quién. Bertone tuvo palabras de afecto para Benedicto XVI –“es un hombre manso, de gran fe y de gran oración que no se deja intimidar por los ataques”–, aunque en la práctica su firma ha servido para alejar del Vaticano a grandes colaboradores del Papa. Sobre todo a aquellos –el arzobispo Carlos María Viganò, el propio Gotti Tedeschi— cuya función consistía en poner luz sobre los muy sucios dineros del Vaticano.

El tercer asunto nos devuelve al presente, aunque un presente tan oscuro como el pasado. Solo unos días después de ser destituido por el Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, el banquero de Dios, soporta una persecución en la que muchos creen ver el largo brazo justiciero del cardenal Tarcisio Bertone. Un asunto que merece capítulo aparte.




Los personajes de la trama

Benedicto XVI

A sus 85 años, enfermo, el papa Benedicto XVI no parece sentirse con fuerzas de poner orden en el campo de batalla en que a todas luces se ha convertido el Vaticano. Todo el mundo señala a Joseph Ratzinger como el hombre de fe, erudito, introvertido, dedicado a sus libros, tan distinto de su antecesor, el viajero Juan Pablo II. Sin embargo, el Papa alemán conoce bien los vericuetos dela Santa Sede, no obstante llegó a Roma en 1981, fue la sombra de Karol Wojtyla y dirigió con mano firmela Congregaciónparala Doctrinadela Fe, la antigua Inquisición. A todas luces, Joseph Ratzinger sabe dónde está la avería, pero sus últimas intervenciones en Milán indican que dejará que sea su sucesor el que las intente arreglar.


Tarcisio Bertone

Según uno de los primeros documentos filtrados en el caso Vaticanleaks, el cardenal italiano Paolo Romeo, arzobispo de Palermo (capital de la isla de Sicilia), dijo durante un viaje a China que el Papa y su número dos, Tarcisio Bertone, se llevan a matar y que Benedicto XVI estaría dejando todo atado y bien atado para que su sucesor al frente dela Iglesiafuese el actual arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola. La guerra en el Vaticano ya existía, pero se recrudeció. Bertone, salesiano, extrovertido, es el enemigo número uno de una buena parte de la curia vaticana, la llamada casta de los diplomáticos pontificios. Son los mismos que considera que el papa Benedicto XVI ha ido demasiado lejos al promover la transparencia en los dineros de la Iglesiay a cortar de un tajo la permisividad con los abusos a menores.



Emanuela Orlandi

Emanuela Orlandi, de 15 años, hija de un empleado del Vaticano. La última vez que la vieron fue a las siete de la tarde del miércoles 22 de junio de 1983, tras salir de clase de música, junto a la romana basílica de San Apolinar, a solo unos metros de la plaza Navona. Su familia empapeló la ciudad con su retrato en blanco y negro: “Pelo negro, largo y lacio. Pantalón vaquero y camisa blanca. Zapatillas de gimnasia. 1,60 de estatura…”. Unas horas después, en la ciudad del Vaticano se empezaron a recibir llamadas de los supuestos secuestradores. Un varón que hablaba italiano con acento anglosajón pedía la liberación del turco Alí Agca, quien dos años había atentado contra el papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro. Las extrañas y muy escurridizas llamadas telefónicas -hubo hasta 16 y ninguna logró ser grabada por la policía- desaparecieron un día y jamás se supo si detrás de su secuestro estaba realmente el terrorismo internacional o las siempre turbias cuentas del Vaticano.


Paolo Gabriele

Es una de las nueve personas laicas que compartían la vida diaria del Papa en su apartamento, la llamada “familia pontificia”. Se trata de un hombre de buena presencia, muy reservado, extremadamente religioso y devoto de la santa polaca Faustina Kowalska. Hasta su detención, vivía con su familia en un confortable apartamento dentro de las40 hectáreasque conforman el Estado Vaticano. Fue allí donde, según los medios italianos, Domenico Giani, el comandante en jefe dela Gendarmería, habría encontrado numerosas fotocopias de la correspondencia privada del Papa: “Cajas repletas de documentos y el aparataje necesario para fotografiar y reproducir documentos”. Ni su confesor cree que Paolo Gabriele, conocido por sus amigos como Paoletto, haya sido capaz de urdir en solitario una conspiración de tal magnitud.


Ettore Gotti Tedeschi

Tedeschi es de los pocos que guarda fidelidad al Papa. De hecho, fue el propio Joseph Ratzinger quien se lo recomendó a Bertone. Eran viejos amigos. El economista, miembro del Opus Dei, había colaborado con el Papa en la encíclica “Caritas in veritate”. Ahora la colaboración que le pedía era Limpiar el Banco del Vaticano. Bertone y Tedeschi chocan. Hasta el punto de no dirigirse la palabra.. El Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, anunció la destitución de su presidente, Gotti Tedeschi, por irregularidades en su gestión. La explicación oficial, en lenguaje diplomático, achacaba al economista, de 67 años, “no haber desarrollado funciones de primera importancia para su cargo”. Lo cierto es que la Banca del Vaticano está siendo sometida desde el pasado mes de septiembre a una investigación judicial por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales. Además de a Gotti Tedeschi -presidente también del Santander Consumer Bank, la filial italiana del Banco Santander–, la fiscalía investiga al director general del IOR, Paolo Cipriani. El directivo depurado ha mostrado gran enfado en sus declaraciones a la prensa: “Prefiero no hablar. Si lo hiciera, solo diría palabras feas. Me debato entre el ansia de explicar la verdad y no querer turbar al Santo Padre con tales explicaciones”.(Escrito por Pablo Ordaz, desde Roma, para el diario Es País de españa)
Fuentes:radiosantiago.cl


Enrico De Pedis


Enrico de Pedis yace muerto tras ser tiroteado junto al Campo dei Fiori en febrero de 1990.


Un capo rodeado de cardenales

La fiscalía de Roma autoriza la apertura de la cripta donde está enterrado un jefe mafioso para investigar el secuestro de una joven, hija de un empleado del Vaticano, en 1983

PABLO ORDAZ 6 MAY 2012

Enrico De Pedis murió como vivió, a tiros, en un callejón del Campo de' Fiori, el 2 de febrero de 1990, a los 35 años, después de haber sido uno de los últimos capos de la banda de la Magliana, un atajo de malhechores que desde mediados de los setenta controlaba los bajos fondos de la ciudad de Roma. Nadie se acordaría de Renatino —su nombre de guerra— si no fuera porque, en el año 2005, durante la emisión de un programa de la televisión italiana dedicado a buscar a personas desaparecidas, se recibió una misteriosa llamada:

“Si queréis saber más sobre Emanuela, mirad en la tumba de De Pedis…”, dijo una voz misteriosa en televisión

Pero, ¿dónde estaba enterrado De Pedis? Tras algunas investigaciones, saltó el escándalo. Si bien el criminal había muerto como había vivido, a sangre y fuego, su último reposo lo había encontrado en la exquisita paz de la basílica de San Apolinar. La conmoción fue general: el capo De Pedis compartía cripta con cardenales de la Iglesia. Su sepultura fue autorizada por el entonces rector de la basílica, monseñor Piero Vergari, con un texto que no tiene desperdicio: “Se certifica que el señor Enrico De Pedis, nacido en Roma-Trastevere el 15/05/1954 y fallecido en Roma el 2/2/1990, ha sido un gran benefactor de los pobres que frecuentaban la basílica y ha ayudado concretamente a muchas iniciativas de bien patrocinadas en estos últimos tiempos, tanto de carácter religioso como social. Ha dado contribuciones particulares para ayudar a los jóvenes, interesándose sobre todo por su formación cristiana y humana…”.

No parece que los jóvenes de la banda de la Magliana —retratados por Giancarlo de Cataldo en su obra Una novela criminal (publicada en España por Roca)— lograran a través de su formación “cristiana y humana” hacerse con el control de la delincuencia de Roma y colaborar, a ratos, con la Mafia y con las cloacas del Estado, pero a pesar de eso —o tal vez por ello— el entonces presidente de la Conferencia Episcopal italiana, cardenal Ugo Poletti, dio el plácet. Ahora se ha sabido —según declaraciones de una fuente del Vaticano a la agencia de noticias Ansa— que la viuda del capo pagó mil millones de liras (unos 450.000 euros) al cardenal Poletti por una tumba para su santo. El caso es que De Pedis sigue enterrado a San Apolinar, a solo unos metros del lugar donde la joven Orlandi fue vista por última vez…

Desde hace años, la familia de la muchacha pide ayuda al Papa para que la Iglesia cuente todo lo que sabe del caso

Desde hace años, la familia de la muchacha pide ayuda al Papa para que la Iglesia cuente todo lo que sabe. Ha reunido más de 80.000 firmas y, por fin, ha logrado que la fiscalía de Roma autorice la apertura de la tumba del capo, para comprobar si junto a sus restos están también escondidos los de la muchacha. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, insiste una y otra vez en que no dispone de datos ocultos e intenta defender la actuación de Juan Pablo II que “hasta en ocho ocasiones hizo llamamientos públicos a favor de la liberación de Emanuela”. Sin embargo, las huellas, aunque cada vez más débiles, siguen aproximándose al otro lado del Tíber. En junio de 2008, una antigua novia de Enrico De Pedis recuperó extrañamente la memoria y contó algunos de los pasajes de su vida con el capo. Muchas de las cosas que dijo no tenían ni pies ni cabeza, y así se demostró, pero otras resultaron muy llamativas. Contó, por ejemplo, que ella acompañó a De Pedis a deshacerse del cadáver de la muchacha a las afueras de Roma. No solo aportó la marca y el color del vehículo presuntamente utilizado en el secuestro —un BMW 745i gris oscuro—, sino que aseguró que se encontraba en un garaje subterráneo cercano a Villa Borghese. Los policías —seguramente sin mucha convicción— se acercaron y… allí estaba, 18 años después de la muerte del capo. Al indagar sobre el vehículo se descubrió que el primer dueño fue un empresario relacionado con el Banco Ambrosiano….

—Si queréis saber más sobre Emanuela, mirad en la tumba de De Pedis…

La voz anónima que aquella noche de 2005, en un programa de televisión, volvió a resucitar el caso Orlandi tenía acento italiano. Pero la que, en 1983, llamó 16 veces al Vaticano atribuyéndose la autoría del secuestro lucía un deje anglosajón. Nunca pudo ser analizada porque su dueño logró siempre burlar las grabadoras policiales. Aquella voz se conoció como “la del americano” y se especuló con que fuera la del poderoso cardenal Paul Marcinkus, el banquero de Dios, fallecido en 2006 en Arizona, tan lejos de Roma. Una ciudad misteriosa donde un capo cabalga hacia el infierno escoltado por cardenales.


http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/04/actualidad/1336165124_325660.html
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Foto papamovil: euronews.com
Resto fotos: b.s. Santiago, 07-06-12

./E.1645.1714h.55546/

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