limbovento
Sem vela nem remos
sem estrelas nem lúa
sem faro
sem vento nem alento,
limbovento,
até aqui cheguei
obrigado a todos
Xaquín Marín, 2011/07/14 - http://www.lavozdegalicia.es/opinion/index.htm
/E-18.28h/
Um abrazo e saúde para todos vos
bemsalgado
bemsalgado
Fui um barco de vela que parou
Em súbita baía adormecida ...
Em súbita baía adormecida ...
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Sete Canções de Declínio
Mário de Sá-Carneiro.
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Sete Canções de Declínio
Mário de Sá-Carneiro.
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Luis Rodrígues - Lisboa: http://www.astormentas.com/
1ª foto: http://www.bocasdeltorohotels.com/hotel-el-limbo/
Última Foto - Myanmar: b.s.
/E-03.27h/37.686/
em sua memoria - Jose Antonio Labordeta, 19.09.10
/E-03.52h/18.01.12/39119/11.39h39131/19.16h39167/
A Madalena dorme
ResponderEliminarA Rosa diz que cantas bem
Eu não digo nada
http://www.youtube.com/watch?v=DXR2dQ2mFG8
Até sempre ou até Santiago, o que vier primeiro.
ResponderEliminarMe gustas cuando callas
ResponderEliminarFormiga Bossa Nova
Perdoa-me que te corrija Luís. O que Rosa diz de meu cantar, e o diz bem claro, é que gosta quando me calo: “Me gustas cuando callas”, e acrescenta que “assim devera eu ser, e não esta cigarra que se põe a cantar”.
ResponderEliminarEstou completamente de acordo com ela, e tu tens muito que melhorar como tradutor de castelhano.
As mulheres têm melhor ouvido musical, por isso também a Madalena adormeceu de me ouvir. Tu dizes que não dizes nada. Assim é que eu calo pois, e, juntos, entoamos uma formosa composição polifónica de silêncio a quatro vozes ao gosto de todos nos.
Isso é precisamente o que acontece com a orquestra e coro do Pótico da Glória da Catedral de Santiago, a quem o Maestro Mateo deixou de pedra. cuja música gosta a todo mundo porque porque cada quem escuta o que quer ouvir. Seu sucesso traspassa fronteiras, também a raia do Minho.
Rosa, Madalena, Luís, um abraço aos tres, e até que vocês queirais, milhor cedo, porque sempre, é, às vezes nunca, às vezes tarde. Santiago, perto de vocês, e Fisterra esperam-vos.
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http://www.catedraldesantiago.es/
Bem
ResponderEliminarHace días que entro para leer tu voz y no te encuentro. Repaso tus comentarios antiguos y veo tus fotos, las tuyas y las que eliges, pero te echo de menos.
¿Estás bien?
Espero tus palabras
Un abrazo
Eirene
En un comentario anterior al tuyo, Eirene, me han dicho “Me gusta cuando callas” y yo ya lo sabía.
EliminarEstoy bien, Eirene, muchas gracias por tu interés, aunque lo correcto sería decir que estoy algo peor que ayer y algo mejor que mañana. Así son las cosas, aquí, por limbovento, quien no codicia riqueza ambiciona salud. Y eso, no es que sea demasiado, es que no está bien.
Así no se cumplen bien los deberes que impone la Troika:
olvidarse de lo primero, y renunciar a lo segundo si no puede pagarse (Patricia Flores), hasta conseguir matar la alegría malsana.
Con que dos se rían hay bastante para todos, y estos lo hacen de oreja a oreja entre Berlín y París.
Decía ayer el CIS que ya va más gente a misa e incluso, que muchos repiten experiencia dentro de la semana. Se acerca el momento de restaurar los ejercicios espirituales en los colegios, encomendando al P. Loring su dirección general. Se quiere que el éxito sea absoluto.
Toda regla, naturalmente, tiene su excepción, pero estas ya están contempladas en la ley de leyes, y sus padres (varios ¡!) están satisfechos de cómo marcha su hija en la pasarela. Eso dicen desde la pecera.
Convertirán las arenas del Guadalquivir en pepitas de oro el 25 de Marzo, y nosotros pondremos la cal.
Razón de más para cal-har, e eu calo.
Es la hora del ángelus, Eirene, las campanas de la catedral suenan con fuerza inusitada, debo dejar a un lado mi herramienta de trabajo y mirar al cielo buscando paz, o cualquier otra cosa que este me ofrezca.
Lo dejo.
Te pondré un email privado en cuanto pueda.
Un abrazo.
Querendo brincar com a palavra "cala-te", lembrei-me de um outro poema que, acho eu, faz algum sentido neste discurso que por aqui leio.
ResponderEliminarA Callarse
Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.
Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.
P.N.
Um Abraço.