Maldito Barcelona
Nos hace palpitar pero más nos hace sufrir. Mucho.
Martín Mazur
Hemos aprendido a admirarlo, a esperar sus partidos casi más que los de nuestros propios clubes. Vivimos elogiándolo, hablando de sus jugadores, de su escuela, de su fútbol, de su filosofía. El Barcelona nos invade en la cotidianeidad, se nos mete en nuestra vida diaria con la misma pasmosa parsimonia con la que demuele al Man Utd en la final de una Champions League o le mete cinco al Real Madrid de Mourinho en una visita guiada por el Camp Nou. Ni nos damos cuenta, pero de repente tenemos a Xavi en nuestro living y a Iniesta picando al vacío en nuestro patio. Ese equipo vive con nosotros. Se retroalimenta a partir de nuestro interés por él.
En facebook debemos elegir que el Barcelona “nos gusta” sólo porque no podemos elegir que nos encanta, que nos enamora, que nos hace suspirar de una manera estrepitosa. Es el amor por el fútbol, hoy simplificado en un amor por el Barça. Porque una cosa y la otra son lo mismo.
En la edición de este mes de El Gráfico, reflejamos las virtudes de este Barça, su dominio aún inacabado de una liga y un continente, su legado para el fútbol mundial en todos los estratos posibles. Es uno de los mejores equipos de todos los tiempos, porque a veces es difícil ser terminante y afirmar lo que en realidad no admite discusión: que es el mejor de siempre.
Festejamos cuando nos enteramos que La Masía había abierto una sucursal en Argentina. Llévense a nuestros talentos, transfórmenlos en fotocopias de Messi, por favor. Nosotros ya no sabemos cómo hacerlo. Ni en Argentina, donde los juveniles dan pena, pero tampoco en México, Brasil o Venezuela. Jugamos a otra cosa.
En México, la camiseta azulgrana se vende más que la del Atlante; quizás también en Argentina más que la de San Lorenzo o en Italia más que la del Genoa y el Bologna juntos. No nos hacen falta los números de ventas. Las vemos por la calle, con total naturalidad. Las vemos en las playas, donde ya les hacen frente a las del fútbol local, con un crecimiento sostenido que se repite en Mar del Plata, en Dakar o en Phuket. Y cuando no son las blaugranas, están las otras, esa paleta monocromática que incluye anaranjadas, amarillas flúo, gris o verde agua. Son todas del Barça.
Un equipo al que lo único que le queda por conseguir es la independencia de Catalunya.
El resto, lo ha hecho todo.
continúa:
http://www.elgrafico.com.ar/blog_detalle.php?id_post=590
......
http://www.sport.es/es/noticias/lluis-mascaro/siempre-nos-quedara-barca-1296335
y con los pies en tierra.
/E-00.54h/
Es el mejor artículo que nunca haya leído sobre el fútbol.
ResponderEliminarGracias, una vez más.
Don José, cómo se le dispara a Vd. la anti-patria y el rojerío. Un español de pro no puede admitir, en buena ley, que se non venda el pescado catalán y aun menos consumirlo. El Barça, señor mío, no gana, ensucia nuestros ideales, insulta, ofende a la espada del Cid, al imperio español y a la memoria del finado caudillo. ¡Gane siempre el Real Madrid, Florentino...; aunque pierda,¡coño!
ResponderEliminar