nâo é por acaso Luis

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Poema ao acaso


sexta-feira, 10 de maio de 2013

SIRIA - Gilad Atzmon, natural de Israel, beminvitado

TIERRA DE PALESTINA / En la cama con Bibi
Fecha de publicación en Tlaxcala: 07/05/2013
Original: In Bed With Bibi

           En la cama con Bibi               

Gilad Atzmon جيلاد أتزمون گيلاد آتزمون
Traducido por Manuel Talens

 
Una vez más asistimos a un esquema familiar: nuestros “progres” unidos –que son una auténtica sinagoga, un colectivo de grandes humanistas– prestan su apoyo a los oprimidos.
Esta vez quieren liberar al “pueblo sirio”, cuyo enemigo, obviamente, es Bashar Al-Assad.
 
Se trata de un esquema que a estas alturas conocemos demasiado bien. Antes de la guerra contra el terror fuimos testigos de años de intensas campañas progres de grupos feministas y gays a favor de los derechos de las mujeres en Afganistán. Los progres también condenan el estado actual de la revolución iraní. Con harta frecuencia insisten en que hay que liberar a los iraníes. Esta semana, de nuevo, asistimos a un frente común formado por Tariq Ali, Ilan Pappe, Fredric Jameson, Norman Finkelstein y otros tíos estupendos. Quieren claramente que “liberemos a los sirios”.
 
Han iniciado una campaña para derrocar al régimen de Bashar al-Asad. Hacen un llamamiento al “pueblo del mundo” para que presione al régimen sirio con el fin de de que éste ponga fin a la opresión y a la guerra contra el “pueblo sirio”. “Exigimos”, dicen, “que Bashar Al-Assad se vaya de inmediato y sin ninguna excusa para que Siria pueda iniciar una rápida recuperación hacia un futuro democrático”.
 
Y en ésas estamos. Señores Ali, Jameson, Pappe, Finkelstein y compañía: a la luz de los recientes ataques israelíes contra Siria, ¿serían tan amables de aclararnos a quién apoyan? ¿De qué lado están, del de Al-Assad o del de Netanyahu?
Cabe preguntarse cómo es posible que los progres, a pesar de su buena voluntad y de sus credenciales humanistas, hayan terminado una vez más en la cama con Bibi Netanyahu.
 
La respuesta es vergonzosamente simple. La filosofía progre es la más nueva y avanzada variante de la ideología del elegido. Es obvio que si uno se considera a sí mismo progresista tiene que haber alguien que sea “reaccionario”. Se trata de una posición elitista de carácter intolerante y racista.
 
El progresismo es el precepto ideológico del Tikun Olam (arreglar el mundo). Se basa en la idea de que los defensores de ideas progres “saben mejor que nadie” lo que es correcto y quién está equivocado. El progre sabe diferenciar entre Kosher y Taref. En este caso, las voces progres hacen la vista gorda ante el hecho vergonzoso de que en realidad es el ejército sirio, básicamente suní, quien está luchando contra los denominados “rebeldes sirios”, una tropa variopinta de mercenarios extranjeros.
 
Quizá sería mejor que nuestros intervencionistas progres leyesen más a menudo a Robert Fisk, que es acaso el único periodista fiable de habla inglesa en la región. “La palabra democracia y el nombre de Al-Assad no se combinan muy bien en gran parte de Siria”, escribe Fisk, y continúa: “Yo más bien creo que los soldados de eso que oficialmente se llama el Ejército árabe sirio están luchando por Siria en vez de Al-Assad. Pero luchan, sí, y por ahora están ganando una guerra imposible de ganar.”
 
Si tenemos esto en mente, cabría esperar que los intelectuales progres, que cuentan con respetados historiadores y politólogos, fueran un poco más sofisticados y se lo pensasen bien antes de dar luz verde moral a Israel para que ponga en marcha un nuevo conflicto global.
 
Creo que ya va siendo hora de que nuestros humanistas progres hagan un examen introspectivo de ética y aprendan de una vez por todas cuál es la base moral para cualquier tipo de intervención. Cabe la posibilidad de que antes de predicar el Tikun Olam y de arrogarse la misión de arreglar el mundo en nombre de la “sociedad civil” y del “Derecho internacional”, decidan arreglarse antes a sí mismos.
 
Leer Falacias en una ‘crítica’ (impropia) de Gilad Atzmon, de Salvador López Arnal



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Gilad Atzmon

nació en 1963 en Tel Aviv en el seno de una familia tradicional judía. En 1982 sirvió en el Ejército durante la invasión israelí de Líbano: "Aquella experiencia me abrió los ojos al papel que juega Israel como un Estado colonial". En 1994 viajó a Reino Unido para cursar estudios de Filosofía en la Universidad de Essex. Ocho años más tarde, se convirtió en ciudadano británico. Desde entonces, el saxofonista se presenta como "ex israelí" y "ex judío": "Ser ex judío significa dejar atrás el concepto de pueblo elegido y transformarse en un ser humano ordinario. Me siento feliz siendo ex judío". Convertido en uno de los jazzistas británicos más ocupados de cuantos permanecen en activo, Atzmon ha simultaneado sus trabajos como líder del The Orient House Ensemble, con sus colaboraciones junto a Ian Dury and The Blockheads o Robert Wyatt, a quien ha producido su último disco: "Mi música es una fusión de muchas cosas. Me encanta el folk y el jazz antiguo. De hecho, no estoy tan seguro de que me guste tanto el jazz contemporáneo. Opino que su enseñanza se las ha arreglado para esterilizar esta música y convertirla en una manifestación artística fría e intelectual".

"La masacre israelí en mar abierto fue una repetición del asesinato de Cristo".
Quien así habla podría ser un miembro del Parlamento palestino fuera de servicio; quizá un integrante de un colectivo antisionista en gira de promoción. Sin embargo, Gilad Atzmon es un músico de jazz. De su especie, naturalmente: "Muchos me preguntan por qué toco jazz. No toco jazz por ninguna razón. Simplemente, me encanta. Me seduce la idea de reinventarme día a día y el jazz permite que esto ocurra". El polémico saxofonista y compositor inauguró el pasado jueves una nueva edición del Festival de Jazz de Ibiza con un concierto inusualmente pacífico para lo que es norma en él: "Para mí, el jazz es la máxima expresión artística que existe. No hay nada que lo supere".
"La enseñanza ha esterilizado la música y la ha convertido en fría"

Articulista y novelista polémico -es autor de Guía de Perplejos, de 2001, y Mi único amor, de 2005-, sus arremetidas en contra del lobby judío y el Estado de Israel, al que ha comparado con la Alemania nazi, le van valido la crítica de prosionistas y antisionistas tanto como la de los antimarxistas, y la de los propios marxistas: "Es obvio que vivo una vida muy intensa bajo una gran presión, pero, seguramente, no sabría vivir de otro modo".
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 James Petras ha destacado la valentía intelectual de Gilad Atzmon:

«Atzmon tiene el valor del que tanto carecen los intelectuales occidentales».

http://www.oicpalestina.org/?p=9105 

3 comentários:

  1. http://www.publico.es/internacional/455384/el-rebelde-que-se-comio-el-corazon-de-un-soldado-asegura-que-lo-volvera-a-hacer

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  2. "Antes de la guerra contra el terror fuimos testigos de años de intensas campañas progres de grupos feministas y gays a favor de los derechos de las mujeres en Afganistán. Los progres también condenan el estado actual de la revolución iraní. "

    ¡Incluso un israelita!:

    http://voubou.blogspot.com/2009/08/asi-me-lo-parece.html

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  3. http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2015/03/15/johnkerry-reconoce-finaleeuu-tendra-negociar-assad/00031426425744337910299.htm

    John Kerry reconoce que «al final» EE.UU. tendrá que negociar con Al Assad

    El objetivo sería impulsar un proceso político que sirva para poner fin a la guerra en Siria

    EUROPA PRESSMadrid, 15 de marzo de 2015. Actualizado a las 14:29 h.

    El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha reconocido que «al final» su país tendrá que negociar con el presidente sirio, Bashar al Assad para impulsar un proceso político que sirva para poner fin a la guerra en Siria. Kerry ha realizado estas declaraciones en una entrevista concedida a la cadena CBS.

    Hasta ahora Washington rechazaba cualquier posibilidad de negociación con Al Assad. La postura oficial era que el presidente sirio había perdido toda su legitimidad y que la única salida posible era su abandono del poder. Sin embargo, la emergencia de un enemigo común potente como el Estado Islámico parece haber suavizado la posición norteamericana.

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