nâo é por acaso Luis

nâo é por acaso Luis: (www.astormentas.com)
Poema ao acaso


sexta-feira, 25 de maio de 2018

Uma oitava acima

bemsalgado disse:

E a casa común da dereita, esa mesma que o ten a vostede embelesado, 
é a Cova de Alí Babá.

Non o digo eu, é o que, quen non queira taparse os ouvidos, pode escoitarlle dicir aos xuices.  A cada pouco, para que non teñamos a disculpa de dicir que non estabamos enterados.

Coincido case de pleno con vostede no seu comenzo: "O tempo pon as cousas no seu sitio".  En troques, vostede non debería de esquecer, primeiro, que Iglesias e a súa 'troupe', desde o seu inicio do asalto ao ceo -2014-, negaron ser de esquerdas. 
De dereitas, que tampouco, ainda que 'non lles importaba recibir os seus votos' repetían a miudo, sobre todo Errejón. Xa despois pasou o que pasou.

Coincidimos seguramente en mais cousas. Por exemplo na 'peli' que vostede nos conta de Iglesias, porque é a que él mesmo e o seu gabinete de expertos nos levan contando todo 'este cuatrienio de gloria e éxitos electorais' ( "Cada vez que se abren las urnas crecemos en votos" ). 

Pero dígame unha cousa, señor Blanco Valdés, non lle parece que exagera demais? Como case sempre:  "Luego vinieron los escándalos...etc etc...  sentencia de la Gürtel. ¡Qué duda cabe!"

Non se da conta de que, todos os 'escándalos' -como vostede lles chama-, ocupan só tres liñas no seu propio relato.  E non dá para mais.

Pois ben, o sumario da Gürtel ten 50.000 folios.  E únicamente a sentencia, caseque 2.000 folios.
E  vai ser precisamente este día, 'o día da sentencia da Gürtel',  o día que vostede escolle para falarnos de...

'O CHALET DE GAL-A-PAGAR'  que, como o seu nome indica, é a pagar. 

Por certo, cando P. I. e I. M. acaben de facelo, xa con netos, a algún condenado da Gürtel, ainda lle faltará case media pena de cadea por cumprir.  Dando por entendido que tais condenas cheguen a facerse efectivas, que é moito supor.

Claro que, tendo ainda o PP mais de 30 procesos xudiciais pendentes, entendo que vostede prefira esperar a que todo eso se sustancie e sentencie, para destripar o asunto e entón dicirnos que 'son casos aislados y, en última instancia, cosas del pasado'

Por fin conclúe vostede: 
'Desde el día en que debatí en Vía V con Iglesias creí que era lo que es: un caradura.'

Vostede, como os árbitros, estaba perto da xogada. Eu non, polo tanto non penso levarlle a contraria. 
E acabo.  
Que deus bendiga, don Roberto Luís, a súa inocencia.


La casa común de la izquierda era un chalé

ROBERTO L. BLANCO VALDÉS 
25/05/2018 07:57 H

El paso del tiempo, que va colocando las cosas en su sitio, no le ha sido propicio a Pablo Iglesias. Cuando hace hoy exactamente 4 años se alzó el entonces flamante líder de Podemos con un gran resultado en las elecciones europeas que marcaron el comienzo de una escalada local, regional y nacional, Iglesias era lo más parecido a un santo laico. Su desaliño indumentario, el piso espartano de una tía, que nos enseñó con pelos (es un decir) y señales, su desprecio a la riqueza y a los ricos, su reivindicación de una ética de la austeridad, lo auparon al altar de un Gandhi hispano, que nada quería para él, pues su única preocupación era la gente, la que sufre, la que carece de lo más elemental frente a los señoritos de la casta económica y política.

Iglesias «el hombre nuevo»: ese que han aspirado a construir todos los totalitarismos, del comunismo a los fascismos. El hombre nuevo que dirigía un partido que en realidad era un antipartido, donde no mandarían los dirigentes, sino la gente, ¡siempre la gente!, cuya sagrada voluntad constituiría la última palabra.

Muy pronto pudo verse, sin embargo, que predicar es más fácil que dar trigo. Las duras réplicas de la historia comenzaron por Podemos, que, lejos de funcionar como el grupo más democrático del mundo, se convirtió en cuestión de meses en un partido leninista, cuya dirección hacía mangas y capirotes y quitaba y ponía al gusto de Iglesias y sus fieles, que, o lo eran al cien por cien, o pronto caían en desgracia. El abuso ha llegado al punto de que ser la pareja del líder confiere poder en el partido.

Luego vinieron los escándalos, demostrativos de que la gente de Podemos es como la de cualquier otro partido. La beca de Errejón, las peleas de Monedero con Hacienda, la especulación inmobiliaria de Espinar, la asistenta a quien Echenique pagaba en negro, el nepotismo de Tania Sánchez, los dineros de Irán y Venezuela, todo era poca cosa comparado con los escándalos que afectaban al PSOE o al PP, según ayer volvió a ponerse de relieve con la devastadora sentencia de la Gürtel. ¡Qué duda cabe! Pero esa poca cosa fue terrible para quienes se presentan como la encarnación de la bondad, la austeridad y la honradez.

El chalé de Iglesias y Montero, que no es para vivir sino para iniciar un «proyecto familiar» (las palabras otra vez como florido trampantojo), ha acabado con el delirio del hombre nuevo y el partido de la gente.

Como cualquiera, Iglesias y Montero quieren un chaletazo con piscina, símbolo del lujo en el imaginario popular. La diferencia es que ellos han puesto a caldo a quienes lo tenían o aspiraban a tenerlo, que ellos han conseguido un crédito de una fuente y en unas condiciones que están al alcance de muy pocos, y que, en fin, para redondear la desvergüenza, ellos han convocado un plebiscito para que la gente les confirme que tener un chalé solo es muy malo si no eres de Podemos. Desde el día en que debatí en Vía V con Iglesias creí que era lo que es: un caradura.

Comentarios:

vamp6401  -  A Coruña    HACE UNA HORA.

- SIN DUDA ... - Estoy completamente de acuerdo en todo cuanto argumenta el prof. B. Valdés; ideas políticas aparte, así como todo el barrizal del P.P.; si ambos casos són esperpénticos, el de Pablo & Irene, están una octava por encima, dudar eso és querer hacer idiotas a los ciudadanos de este país; - estamos de populismos, totalitarismos y " caras- duras " - hasta los mismísimos ( ... ).

E/25.05.2018.14:45.-/-P/.-/-K/.- ( )/

4 comentários:


  1. RAJOY no debería seguir

    ENRIQUE CLEMENTE

    28/05/2018 08:25 H

    En cualquier país democrático (y España, con sus deficiencias, lo es) una sentencia tan brutal como la de la primera época del caso Gürtel habría provocado la dimisión inmediata del presidente del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales. Es el mínimo exigible. Precisamente una de las debilidades de nuestra democracia es esa negativa feroz a asumir responsabilidades políticas. La sentencia no solo acredita, sin ninguna duda, la existencia de una caja B con la que el PP ha acudido dopado a las elecciones, sino también que creó un sistema de corrupción institucional. Además, el tribunal no se cree la declaración de Mariano Rajoy, con lo que su credibilidad queda gravemente dañada. No se olvide tampoco que fue él quien nombró tesorero a Bárcenas y le envió el mensaje «Luis, sé fuerte» tras conocer que tenía una pila de millones escondidos en Suiza. Todo esto es gravísimo y hacía imprescindible su renuncia sin que fuera necesaria ninguna moción de censura.

    Ahora me viene a la memoria que el canciller alemán Helmut Kohl tuvo que dimitir tras reconocer haber recibido dinero negro para su partido. Conviene recordar los hechos ahora que algunos tratan de taparlos o de desviar la atención apuntado su artillería contra Pedro Sánchez. Y no olvidemos que el calvario del PP y de Rajoy no ha hecho más que comenzar, aún quedan en su horizonte penal más juicios de los casos Gürtel, Púnica, Lezo, Taula y ahora de la operación Erial, tras la detención de Zaplana. Así no se puede gobernar. Es esta putrefacción que no cesa la que daña la imagen de España, provoca inestabilidad y atenta a la más elemental ética política. Que los árboles no impidan ver el bosque fétido.

    https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2018/05/28/rajoy-deberia-seguir/0003_201805E28P40993.htm

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  2. Cuando arrecia la tormenta

    XOSE LUIS BARREIRO RIVAS

    28/05/2018 08:23 H

    Mientras el crucero navega por aguas tranquilas, lleno de fiesta y placer, todas las señoras aspiran a cenar con el oficial más apuesto, y un par de ojos azules cotizan más que el cerebro de Einstein. Pero cuando el dios Eolo suelta sus vientos y tempestades, como decía Virgilio, todo cambia, y lo único que preocupa a la gente es saber es quién puede evitar la zozobra, mantener en orden aquella mole y llevarla pronto a puerto. Y ese, a veces, es un hombre feo y lleno de tics, con lamparones en la corbata, y que sorbe la sopa como un niño repelente. La tormenta, es obvio, no justifica los lamparones, ni convierte en refinado el hecho de sorber la sopa. Pero cambia el orden de prioridades, relega los bailes y modelitos, y repone el viejo principio de que primero está la vida y después la filosofía.

    En política deberíamos tener esa misma lógica. Porque, cuando un país está a punto de zozobrar, cuando la histeria se apodera de las masas, y cuando radio macuto empieza a difundir rumores de grietas irreparables, sólo hay una pregunta inteligente, útil y eficaz: ¿quién puede mantener el orden, capear el temporal y llevarnos a puerto? Todas las demás son preguntas trampa.

    La España de hoy atraviesa una galerna que arranca los bancos de arena del fondo marino para hacerlos visibles en la cresta de las olas. Y si el pueblo se equivoca de pregunta, y, en vez de interesarse por el lobo de mar, se empeña en censurar al que tiene lamparones en la corbata, corre el riesgo de poner el buque en manos de un elegante inexperto, que ni conoce las cartas marinas ni ha navegado la mar arbolada. ¿Y cuál es la causa de que los pueblos, en vez de enfundarse el salvavidas, ayuden a hundir el barco? Pues cosas así de sencillas: que mucha gente cree que los trasatlánticos no se hunden; o que para darle vueltas al timón «cualquiera sirve, cualquiera»; o que los barcos de hoy navegan en modo automático; o que, si al final pasa algo, siempre está cerca la VI Flota de la U.S. Navy.

    Reconozco que éste es el peor momento para decir que el único que tiene recursos para mantener el orden en el barco, hasta atracarlo en el puerto más próximo, es Rajoy. También sé que este capitán no luce su mejor estética, y que lleva en el cuerpo los muchos cardenales que le hicieron Bárcenas y Correa. E incluso admito que, para una cena romántica, pueden dar más juego Sánchez o Rivera. Pero a mí, que voy en este barco, con toda mi familia, sólo me interesa saber quién puede llevarme a puerto. Y, más allá de las elucubraciones sobre pactos imposibles y ocasiones perdidas que pululan por el espacio mediático, tengo la absoluta certeza de que -a corto plazo, y con la macedonia de partidos y confluencias en la que tendrían que apoyarse- ni Sánchez ni Rivera pueden atracar este barco sin bajas en el pasaje. Sé que no es prudente decirlo, pero lo digo. Porque soy así, y porque me sienta muy bien decir lo que quiero y debo decir.

    https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2018/05/28/arrecia-tormenta/0003_201805G28P13993.htm

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  3. Rajoy, del abismo a la oportunidad

    FERNANDO ÓNEGA

    29/05/2018 08:29 H

    Mariano Rajoy suspendió todas sus actividades, lo que se dice su agenda, para preparar la moción de censura. Si el señor Rajoy hace eso es porque le da la máxima importancia y quiere hacer un debate espectacular, con máximo lucimiento de sus dotes parlamentarias, que es lo mejor que tiene. Entre pasado mañana y el viernes tiene que ganar todas estas batallas: derrotar a Sánchez, que quizá sea lo más fácil; demostrar al país que su partido tiene antecedentes de cloaca, pero él está limpio como una patena; recuperar imagen de estadista ante una sociedad que ha decidido que Rajoy está agotado y en retirada; hacer ver que conserva intacta su iniciativa política y convencer al alto número de ciudadanos (más de 60 % en algunas encuestas) que desean que no se vuelva a presentar.

    Por eso se enfrenta a la embestida de Pedro Sánchez y de casi todos los demás oradores como una gran oportunidad; quizá la mayor y la última oportunidad de su vida política. Humillado por los sondeos, maltratado por los jueces de la Gürtel, incomprendido por gran parte de la opinión publicada, martirizado por la multitud de voces que le reclaman que se vaya, considerado por otros como el culpable de todos los males que padece este país y erosionado en su propio partido, la moción de censura puede ser para él la resurrección y la vida, con perdón de Jesús de Nazaret. Parece una tarea imposible, porque hay un consenso general en que esto no aguanta más, pero en un resistente como Rajoy la palabra imposible no existe.

    Lo más difícil vendrá después de la derrota de Sánchez, que podemos dar por casi segura. Vendrá cuando Albert Rivera plantee una segunda moción para forzar elecciones «de forma inmediata». Al líder de Ciudadanos le podrá volver a llamar aprovechategui por querer beneficiarse de lo bien situado que está en las encuestas; pero hay algo que ya no puede: que multitud de líderes de opinión y el propio Podemos coinciden con Rivera en que es la mejor salida y en que no hay nada más democrático que dar la palabra al pueblo en momentos de emergencia. Incluso Alfonso Guerra, histórico del PSOE, coincide con el líder de Ciudadanos, que vive otro momento dulce e intenta arrebatarle a Rajoy el monopolio del sentido común.

    La gloria de Rajoy sería ganar también esa moción, si se llega a presentar. Él, que es aficionado al fútbol y seguidor del Real Madrid, probablemente tiene una ensoñación: ver a Sánchez y a Rivera convertidos en Loris Karius, el portero del Liverpool. A Sánchez, para que le entregue el balón como Karius se lo entregó a Benzema. Y a Rivera, porque le falte fuerza en las manos para detener el disparo de Mariano Bale. Y les digo una cosa: nada se puede descartar.

    https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2018/05/29/rajoy-abismo-oportunidad/0003_201805G29P4993.htm

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  4. La increíble deslealtad de Pedro Sánchez

    ROBERTO L. BLANCO VALDÉS

    30/05/2018 07:32 H

    Aunque conociendo al personaje resulta difícil de creer, es posible que cuando, sin pensárselo dos veces, decidió Pedro Sánchez censurar al Gobierno, lo hiciera confiado en conseguir la cuadratura del círculo: el apoyo conjunto de Ciudadanos y Podemos. Y es posible porque semejante delirio fue el que llevó al líder del PSOE a presentar en marzo de 2016, tras una estrepitosa derrota electoral, su candidatura a presidente, intento que, como no podía ser de otra manera, acabó en el inmenso fiasco de todos conocido.

    Presentada la moción, faltó tiempo, sin embargo, para que Ciudadanos dejase claro lo que cualquiera medianamente informado ya sabía: que Rivera no iba caer en la trampa infantil de regalarle a Sánchez la presidencia del Gobierno para que el líder socialista intentara desde allí darle la vuelta a las encuestas, que es su auténtico objetivo.

    Tras la segura negativa de Rivera se impuso una evidencia apabullante: que la moción de censura, con la que Sánchez dice querer regenerar la democracia, solo puede prosperar con el voto, no de los independentistas, sino -llamémosle a las cosas por su nombre- de los golpistas catalanes, es decir, de dos partidos que organizaron, y en ello siguen, una rebelión en toda regla contra el sistema democrático, proclamaron ilegalmente la independencia y la república, violaron flagrantemente la Constitución y el Estatuto y provocaron la más grave crisis, aun vigente, del sistema político español. ¡Brillante forma, sin duda, de regenerar la democracia! ¡Con el apoyo indispensable de los golpistas procesados, fugados o en la cárcel!

    Es esa terrible evidencia la que no deja al PSOE otra salida que retirar la moción de censura presentada, aceptando que un partido constitucional no puede derribar a un gobierno democrático con los votos del golpismo que está en abierta secesión en Cataluña, donde los rebeldes ha elegido a un presidente que el propio Sánchez calificó como un racista y Alfonso Guerra como un nazi. De no hacerse así, el líder socialista - gane o pierda la moción- se responsabilizará de una falta de lealtad constitucional inadmisible en un militante del PSOE. Porque hay rayas que no pueden traspasarse y Sánchez ha cruzado la más peligrosa imaginable en democracia: tratar, con el apoyo de sus declarados enemigos, de llegar al Gobierno que no es capaz de alcanzar en elecciones.

    Tan es así, que, para impedir que tal escándalo pudiera consumarse, el PSOE forzó hace año y medio por las bravas la salida de Sánchez de la secretaría general. Ese mismo PSOE, rehén de quien ha convertido un partido centenario en una plataforma para su medro personal, aplaude ahora que puede hacerse realidad, en una situación infinitamente más grave que aquella en la que decidió echar a Sánchez, lo que entonces evitó. Literalmente una vergüenza que millones de españoles -y entre ellos, muchos votantes socialistas- serán, con toda la razón, incapaces de entender. Porque no se puede entender lo que es inexplicable.

    https://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2018/05/30/increible-deslealtad-pedro-sanchez/0003_201805G30P12994.htm

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